Que empiece el juego: Primer 42 y pico
Son las 6:40. Hora de levantarse. Los nervios se han apoderado del cuerpo durante la noche y el descanso no ha sido completo, pero no importa. Hoy es un día especial. Quedan sólo dos horas para que el pistoletazo de salida dé comienzo a los primeros pasos, y poco a poco a las primeras zancadas.
Todo empezó a mediados de Octubre. Una tirada larga da mucho
que pensar, y ese día no fue para menos. Comienzas a 5’/km, y mientras las
zapatillas van comiéndose los kilómetros decides ir aumentando el ritmo, hasta
llegar a 4’30’’/km. Una tirada de 16 kilómetros por las rondas de Castellón y acabas
satisfecho. Acabas de rodar y vuelves a casa. Ha sido un buen entrenamiento, te
sientes bien y no estás excesivamente cansado. Llegas a casa y “tilín”. Mensaje
de la organización del Maratón de Castellón con info sobre la carrera. En ese
momento piensas, ¿por qué no ser este año? Siempre hay una primera vez, pero la
risa se apodera de ti. Sigues entrenando. Es verano y qué mejor que salir a las
8 de la mañana para evitar al Lorenzo en pleno éxtasis. Una semana después,
tras una tirada de 20 km, vuelves a casa contento. La rodilla aguanta, las
piernas responden, y estás “on fire”. Vuelves a mirar el correo y otro mensaje
de la organización, recordando que se acaba el primer plazo de inscripción. La
broma ya no lo es tanto, y te lo planteas de otro modo. Estás haciendo rodajes
de media a ritmo “suave” y llegas a casa bastante entero. ¿Por qué no afrontar
el reto?
Quedan 5 días para el final de este primer periodo. La idea
no sale de tu cabeza, pero decides aguantar. “Te estás precipitando”, “No estás
preparado” o ¿dónde vas tan motivado?” son algunas de las frases que te vienen
a la cabeza, pero llega el domingo 29, acabas de realizar tu tirada de 23
kilómetros y llega el momento. ¡¡VOY A INSCRIBIRME!! Sentado delante del
ordenador rellenas los datos. ¿En qué cajón me meto? No hay precedentes, por lo
que decides ponerte un objetivo. Sub 3h45’. Sabes que es difícil, pero quieres
afrontar este primer reto de una forma diferente, preparándote bien. Atrás
quedan las carreras de 5k después de una noche de fiesta. Comienza un periodo
de dos meses y pico para conseguir tu objetivo. No valen excusas. El tiempo
escasea. Completas la inscripción y “tilín”, mail de confirmación. Ya lo
tienes, ahora sólo queda machacar tus nuevas Pegasus +29.
Pasan los días, las semanas, y los kilómetros. El elevado
volumen de trabajo y el control de la dieta te permite sentirte más ligero,
sentirte “en tu peso”. Noviembre, medio maratón. Un buen momento para testear
tu estado justo un mes antes de su hermana mayor. Lo corres y voilà, una marca que para nada
esperabas, cerca de bajar de 1h30’.
Queda menos de un mes y te ves bien, por la mañana entrenas,
por la tarde inglés, y un día a la semana, partido de liga de empresas con los
amigos, todo muy bien, hasta que PUM. Acabas el partido, algo no va bien. La
rodilla se resiente y esperas que el sueño ahogue esas molestias. Pero no. Te
despiertas y casi no la puedes mover. La tontería puede salir cara. Tres días
sin entrenar y el dolor se camufla, que no desaparece. Esta semana no habrá partido,
ni la siguiente. A solo tres semanas el trabajo de meses se puede ir al traste,
pero no. Nueve días después el dolor desaparece. Toca apuntillar el trabajo, un
par de tiradas largas más y todo listo para sentencia.
El desayuno está listo. Un último repaso al recorrido para
evitar “sorpresas” y que el muro no sea
más que un pequeño badén.
La suerte está echada. El Maratón de Castellón espera. Mi
primer maratón.
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